Miel del panal a tu mesa
En Aleluya trabajamos en comunidad, integramos una red conformada por más de 200 apicultores.
Elegimos productores de Tandil y la cuenca del mar y sierra para reducir el impacto ambiental que generan los traslados y trabajamos bajo un modelo de agricultura ecológica y sostenible.
Nos apasiona lo que hacemos, creemos en el valor de la calidad.
Aleluya es miel natural
El color, aroma y sabor de Aleluya provienen del néctar que recolectan las abejas en las floraciones que visitan.
En Tandil y alrededores abundan los cultivos de cardo, lotus, girasol y trébol.
Nuestra miel:
– Es de color ámbar extra claro.
– De aroma y sabor floral bien marcado.
– Es natural, suave y delicada.
Elegí miel
Cada vez que consumís miel,
proteges a las abejas.
En Aleluya trabajamos con la convicción de cuidarlas
y preservarlas.
+ Miel, dulzor saludable
La miel es un producto natural, en Aleluya la ofrecemos pura, sin añadidos.
+ Energiza
La miel mejora el rendimiento físico, incrementa la resistencia y aporta una gran cantidad de energía a los músculos.
Muchos atletas la consumen antes y después de sus entrenamientos.
+ Protege del estrés oxidativo
La miel es un potente antioxidante.
+ Mejora la microbiota intestinal
La miel alimenta a las bacterias buenas de la miocribiota intestinal, por eso se la considera un prebiótico natural.
+ Ayuda a conciliar el sueño
La miel favorece la secreción de melatonina, una hormona clave que regula los estados de sueño-vigilia.
+ Hace que tu piel luzca mejor
Gracias a sus propiedades antimicrobianas y antibacterianas ayuda a mejorar el acné y otras patologías cutáneas.
El calendario marcaba el fin del ciclo lectivo y los Pereyra Iraola se embarcaban junto a sus siete hijos rumbo a Tandil, donde tenían un campo al que habían bautizado Aleluya.
Un mediodía, invitaron a un apicultor de la zona a sumarse a la mesa familiar, él preguntó si alguien estaba interesado en aprender su oficio, y Albertina, la hija de 14 años, fue la única que levantó la mano.
Albertina aprendió el oficio y tres veces al año viajaba al campo para trabajar con sus abejas; la producción era pequeña, pero suficiente para su emprendimiento a pequeña escala.
Más adelante conoció a Jaime Feeney, se casaron y tuvieron hijos, nada de eso alteró su rutina con la apicultura.
En 1987, la historia de Aleluya cambió para siempre cuando Jaime le propuso a Albertina aplicar sus conocimientos del mundo corporativo y así transformar el emprendimiento en una Pyme.
Se mudaron a Tandil con sus hijos y alquilaron un depósito.
La calidad del producto hizo que pronto lograran entrar en todos los grandes supermercados.
Al poco tiempo comenzaron a trabajar con otros apicultores de la zona.
En su primer viaje de negocios a Europa descubrieron que la miel argentina era muy aceptada.
Habían ganado la batalla de la calidad, ahora iban por la innovación; así fueron la primera marca de miel en tener envases dosificadores propios y desde entonces, las novedades se mantienen a la orden del día.